A los tres Reyes Magos, del Benjamín B 2011-2012 C.E. Sant Gabriel (fuente: internet)
Queridos Reyes Magos:
El año pasado aunque os fuimos fieles, nos rendimos también al gordito del trineo y gorrito rojo. No volveremos a hacerlo. El tío aunque nos trajo regalos, no nos concedió ningún deseo, pero estoy seguro de que como vosotros sois tres y mucho más generosos, no nos vais a dejar con el disgusto.
A ti, Melchor, por ser el que lleva la iniciativa, te concedo el honor de que nos cambies el césped del campo, para que nuestros peques y no tan peques puedan jugar en condiciones. Estoy cansado de ver a nuestro equipo jugar en un campo lleno de agujeros, (Complejo Deportivo), con el peligro de romperse un pie.
Para ti, Gaspar, la tarea es un poco más difícil, que cubráis con un techo la grada de público en el campo, porque los papas se mojan cuando llueve y pasan frío.
El año pasado aunque os fuimos fieles, nos rendimos también al gordito del trineo y gorrito rojo. No volveremos a hacerlo. El tío aunque nos trajo regalos, no nos concedió ningún deseo, pero estoy seguro de que como vosotros sois tres y mucho más generosos, no nos vais a dejar con el disgusto.
A ti, Melchor, por ser el que lleva la iniciativa, te concedo el honor de que nos cambies el césped del campo, para que nuestros peques y no tan peques puedan jugar en condiciones. Estoy cansado de ver a nuestro equipo jugar en un campo lleno de agujeros, (Complejo Deportivo), con el peligro de romperse un pie.
Para ti, Gaspar, la tarea es un poco más difícil, que cubráis con un techo la grada de público en el campo, porque los papas se mojan cuando llueve y pasan frío.
Baltasar, por favor, ¡concédemelo!, ¡concédemelo! Prometo venerarte para siempre:
Quiero, deseo… ¡No!, mejor, ruego encarecidamente. Necesito urgentemente, que nos confirmes si vamos a ir a algún torneo en esta temporada, preferimos el de Andorra y que sea económico. Los niños y padres a principio de temporada estábamos ilusionados, pero no nos dicen nada. Pero por favor, hazlo sin realizar demasiado alboroto.
Quiero, deseo… ¡No!, mejor, ruego encarecidamente. Necesito urgentemente, que nos confirmes si vamos a ir a algún torneo en esta temporada, preferimos el de Andorra y que sea económico. Los niños y padres a principio de temporada estábamos ilusionados, pero no nos dicen nada. Pero por favor, hazlo sin realizar demasiado alboroto.
Esto… para los tres: un poquito de buena suerte para nosotros (que últimamente hacemos muchos postes cuando jugamos) y sonrisas para nuestros entrenadores que están muy serios.
¡No creo que me haya excedido! Solo son cuatro cositas de nada, para tres majestuosos como sois vosotros.
Os estaremos enormemente agradecidos.
¡Ah!, no os bebáis el agua del árbol de Navidad, si tenéis sed, siempre podréis beber en el bar del campo.
Prometemos ser fieles, al menos los próximos diez años; y venerar vuestra imagen si nos concedéis estas insignificantes peticiones.
Los que no os olvidaremos (según vuestra generosidad).
Benjamín B 2011-2012
Yo solo les pido que nos vuelva la sonrisa a los padres cuando juegan nuestros niños, aquella que teníamos de asombro y expectación de la pretemporada.
ResponderEliminarFeliz año nuevo a todos.
El mundo del papá futbolero es apasionante y adictivo. Es más, pienso que se deberían habilitar granjas terapéuticas para su desintoxicación… pero eso es otro rollo. Todo comienza cuando coges al pequeñajo y lo apuntas al equipo de fútbol de tu barrio. En muchos casos, ni los esfínteres controlan con soltura. Lo primero que juegue al fútbol, y ya dejará de mearse encima. El caso es que cuanto más ...joven, mejor.
ResponderEliminarEl primer día que vemos al pequeñín disfrazado de Zidane, algo parecido a un playmovil, no podemos evitar derramar alguna que otra lágrima. Lagrimita de emoción, de felicidad, de ambición recién estrenada. Y de repente, y sin dudarlo, empiezas a gritar sin el más mínimo pudor, (porque tienes público a tu lado), las primeras gilipolleces: ¡Qué crack!, ¡Cómo le pega con la zurda!, ¡Que huevos le echa el hijoputa!. Y es ahí, justo ahí, cuando tiene lugar la terrible metamorfosis de esos papás, que justo unos días antes resultábamos ser ciudadanos ejemplares.
A partir de ese día, no te pierdes ni un solo minuto de las infumables sesiones de entrenamiento que los pobres chavales realizan. Normalmente, y en el mejor de los casos, son tres sesiones semanales. En esos entrenamientos te sientes como un reportero naturalista de los documentales de la 2, que observan, con infinita paciencia, el desarrollo de cualquier hecho animal. Pues así somos los papás. Captando las evoluciones de nuestro pequeño vástago. Oteando sus movimientos con absoluta complacencia. Entregados al momento. Enseñoreados con sus correteos.
A todo esto, la ilusión crece por días. Pasa el tiempo, y el fútbol del niño acapara gran parte de tu vida y de tu conversación cotidiana. Te has gastado una auténtica pasta en equipamiento y promoción: botas, botero, chubasquero, chándal, balón oficial, sudadera etc...Todo de primeras marcas. Sin contar el champú, carnet, papeletas de navidad,sobre todo, cervecitas en el ambigús del campo. Muchas cervecitas. Todo eso, ahorrado e invertido en educación, nos daría para pagarles un master en Houston (EEUU) de 1 año de duración sobre Medicina Oncológica Nuclear.
Todo lo que huela a fútbol del niño nos motiva sobremanera, y nos seduce de forma extraordinaria. Así tu amigo de toda la vida te llama un viernes y te pregunta: ¿ quieres que salgamos el sábado por la tarde a tomar algo ?. Y tú siempre contestas: Bueno...es que este.. juega al mediodía sabes.. y…esto...los papás nos enrollamos y después quedamos y salimos...otro día ¿vale?.
Otra característica muy peculiar del grupo de papás futboleros, es que constituyen un auténtico lobby ante el club. Pueden destituir entrenadores, organizan los desplazamientos, influyen en las tácticas y alineaciones, y un largo etcétera. A pesar de todo, los clubs viven de los padres y lo saben. Y por eso los toleran.
Y mientras todo esto ocurre, la inmensa mayoría de los niños están pensando, mientras corretean tras el balón, en el último episodio de Pokemon y en qué coño evolucionó esta mañana o en la jugada molona del FIFA , o, simplemente, en los ojos inmensos de su compañera de silla en el colegio. Y el partido..., el puto partido de fútbol y toda su carga de dramatismo, le importa un carajo.